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Vista parcial de la sala del tesoro. En primer plano, tejido que cubría una momia de Paracas (Perú)
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Ayer me fui a dar un paseíto por uno de mis museos favoritos
de Madrid: el Museo de América, en la zona de Moncloa, que alberga una
extraordinaria colección de fondos de todas las épocas y culturas precolombinas.
Entre ellas, por citar las más relevantes, el Códice Tudela (1553), el Códice
maya Trocartesiano (siglo XV), fardos y tejidos de momias de Paracas (Perú),
cientos de piezas de cerámica, huacas, cuadros, esculturas, documentos, libros
y cartografías americanas. Y, por supuesto, el controvertido «Tesoro de
los Quimbayas», una colección que representa el mayor conjunto de
orfebrería quimbaya realizada a la cera perdida, hallada en 1890 conformando el
ajuar funerario de dos tumbas provenientes de Filandia, en el departamento del Quindío,
Colombia.
Su importancia radica no solamente en el número de piezas
que integran el conjunto, sino en su excepcional calidad artística y técnica,
que las convierte en auténticas obras maestras del arte
precolombino, pudiéndose considerar como el principal tesoro
americano hasta el descubrimiento de la tumba del señor de Sipán en Perú.
En el año 1892 tuvo lugar la conmemoración
del IV Centenario del Descubrimiento de América en Madrid. El Tesoro
había sido adquirido por el gobierno colombiano a los intermediarios que a su
vez lo habían comprado a los huaqueros que lo encontraron. La adquisición se
realizó en 1891 por la suma de 70.000 pesos: 433 objetos con un peso de 21.224
gr. La intención del entonces presidente de Colombia, Carlos Holguín, donar este fabuloso tesoro
a la reina de España, María Cristina de Habsburgo,
en agradecimiento a la presidencia que aquel año ésta había ejercido en el Laudo Arbitral de un conflicto de
fronteras entre Colombia y Venezuela, que se resolvió a favor del primero.
El Tesoro en el Museo de América de Madrid
En todo caso, la parte actual del Tesoro de los
Quimbayas conservada en el Museo de América corresponde sólo a una quinta parte
de la ofrenda original localizada. Esto significa que otras cuatro quintas
partes de oro y objetos de estas tumbas se dispersaron en manos particulares,
quizá terminaron fundidas en lingotes.
El Tesoro lo forman diferentes objetos relacionados con el
consumo de alucinógenos y el adorno del cuerpo de los caciques. Además de
narigueras, orejeras, agujas, collares, colgantes, cascabeles, varios cascos,
una diadema, instrumentos musicales, etc.
La Corte Constitucional de Colombia ha determinado que se
deben revertir todas las piezas que se encuentran en España, ordenando al ejecutivo
colombiano que, a través de su Cancillería, haga las gestiones pertinentes para
que regresen al país. Esto plantea un problema porque el ejecutivo
colombiano, hasta ahora, había considerado que el regalo a España fue un acto
legal y legítimo. La polémica está servida.
Trasladándonos al otro lado del Atlántico, uno de los
lugares más especiales a visitar en Bogotá es el Museo del Oro del Banco de
la República, que preserva unas extraordinarias colecciones
arqueológicas patrimonio y un orgullo de todos los colombianos. Recuerdo que
durante una visita a este recinto tan destacado cometí la imprudencia de
preguntar a un funcionario, con mi acento de español, por el destino del Tesoro
de los Quimabayas. La indignación del empleado fue tal que ni alancé a entender
el aluvión de exabruptos que vertió. Para la mayoría de los colombianos este
asunto provoca rabia e irritación, y reclaman que el tesoro vuelva ya a su país
de origen.