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domingo, 17 de diciembre de 2023

Amazónia

Sebastiâo Salgado

 Exposición en Madrid

«Más que nunca, siento que solo hay una raza humana. Más allá de las diferencias de color, de lenguaje, de cultura y posibilidades, los sentimientos y reacciones de cada individuo son idénticos.”

Conoce uno de los principales proyectos ambientales de Sebastiâo Salgado:

TERRADOCE: reforestar para transformar
 
https://institutoterra.org/
























Ecosistemas actuales de la Amazónia

miércoles, 7 de agosto de 2019

El corazón rasgado de la Amazonia

El panorama de la mayor selva del planeta es cada día más sombrío, como muestra este mapa reciente de la Amazonía brasileña. Las heridas la cubren de un extremo a otro, como enormes cicatrices:

Fuente: Opovo online. 07/08/2019  
 
www.opovo.com.br/noticias/brasil/2019/08/06/desmatamento-na-amazonia-em-julho-cresce-278--em-relacao-ao-mesmo-mes-em-2018.html

Extracto de mi cuaderno de ruta en Brasil, hace ahora 30 años:

Recorremos la carretera BR-174 desde hace días. Este ancho y embarrado camino, es uno de los ejes transversales del sistema de rodovías transamazónicas, pistas que intentan surcar de un extremo al otro la cuenca amazónica, abriéndose paso a través de la jungla. Durante largas jornadas, la ruta es un peregrinaje solitario. De tanto en tanto (aprox.cada 50 km), aparece un asentamiento colono o de garimpeiros (buscadores de oro) donde repostar gasolina, comer un plato caliente y guindar la hamaca a cubierto. Ni rastro de los indígenas que un día camparon por estos territorios. Solo cuando la pista surca, como una senda ondulada la espesura de algunas de sus tierras protegidas, la Amazonia muestra por momentos su naturaleza ancestral y se convierte en un túnel forestal de murallas altísimas.


 
Otras veces, a menudo, el recorrido durante centenares interminables de kilómetros, es desolador. Como una herida abierta en la masa de árboles, avanzando con dificultad entre ríos, colinas y toda suerte de obstáculos geográficos, la pista surca el paisaje de un gigantesco campo después de la batalla. Es la imagen fúnebre de la selva deforestada, los árboles talados y calcinados, matorrales apoderándose del terreno abandonado. 

La pista BR-174 atraviesa unos 300 kilómetros de territorio indígena waymiri-atroari. 1989

domingo, 24 de enero de 2010

Marabunta en la ciudad maravillosa

La ciudad más fantástica de América Latina. Extendida de manera inverosímil entre ciclópeos morros de basalto, abocada al cálido océano y con una exuberante vegetación selvática, allá donde todavía quede un resquicio de suelo.  Pocas urbes en el continente me producen mayor sensación de euforia. Es una sintonía irreal bajo el sol brillante: rocas negras, jungla esmeralda y mar nítidamente azul. 

En realidad, el Gran Río es una ciudad interior y oculta. La mayor parte se desparrama por la inmensidad de los barrios, más allá de la bahía de Guanabara, y pasa inadvertida para los turistas. No podría ser de otra manera. El mar ejerce su poderoso influjo. El sofocante calor no invita a fundirse con el cemento y el asfalto del caótico meollo de Río y sus extensas barriadas y edificios.Me fascina recorrer a pie los kilómetros de franja litoral a lo largo de la orla en la que se van sucediendo, interminablemente, las playas de Flamingo, Botafogo, Urco, Copacabana, Ipanema, Leblon… ¡Pero ojo! No siempre impera la atmósfera idílica de arena limpia y cocoteros con la que sueño. ¡Siempre no! 

Sin ir más lejos, ayer mismo, día de Sâo Conrado, un domingo cálido de enero, me pasó. Antes de que el calor comenzara a apretar, la inmensidad de Ipanema se había ido poblando de sombrillas amarillas. Primero por decenas, después por miles y más tarde, por decenas de miles hasta cubrir toda la arena. En cuestión de horas el hormiguero humano había poblado hasta el último centímetro de espacio libre. Ahora, debajo del mar de sombrillas, miles de cuerpos morenos se rebozan en la arena o abren, una tras otra, latas y botellas de cerveza Antártica. Y la orilla se convierte pronto en un enjambre longitudinal de cabezas, se diría que arrojadas como despojos de entre la multitud.



domingo, 27 de junio de 2004

Los desabrigados y su fauna

Teresina, estado nordestino de Piaui 

Damnificados de las inundaciones

Extraído de mi informe mensual: 

"En los abrigos —albergues de acogida— hay condiciones de alta insalubridad, con presencia de basura y encharcamiento de aguas negras en casi todos los puntos de agua, que se ven agravadas con el paso de las semanas. En mayo el 37,5 % de los abrigos presenta una condición de aseo general pésima (el 31,1% regular y el 31,3 % buena). En el 43,8% proliferan las basuras en su interior. Y en el 47% los excrementos son depositados inadecuadamente. Destacar la cantidad de animales conviviendo con los humanos en los abrigos. En 3 de cada 4 abrigos hemos constatado presencia de diversos tipos de animales, sobre todo, perros, pero también, gatos, pájaros, gallinas e incluso ratones domésticos." 

Las fuertes lluvias que han asolado la región nordestina de Brasil durante las primeras semanas de enero del 2004, han provocado catastróficas inundaciones. Meses después, conforme a las referencias de la Prefectura, todavía existen en Teresina más de 1.600 familias damnificadas, sobreviviendo en abrigos o alojadas en casas de familiares y amigos. Qué duda cabe que, pese a la dureza de las condiciones de sobrevivencia, esta resistencia inquebrantable que mantienen es debida no solo al desamparo, sino también a una rotunda forma de presión. Su refugio es una manera de luchar para obtener apoyo, en su reivindicación de acceder a una vivienda digna.

Las promesas de reubicación constituyen la esperanza de la gente, alimentada incluso por el propio presidente Lula da Silva, que en su visita a Teresina con algunos ministros realizó promesas enfáticas de reubicación y solución habitacional para las víctimas. Por esta razón, las familias permanecen hasta hoy precariamente albergadas en esas escuelas, gimnasios, centros sociales y otras instalaciones ocupadas, aguardando promesas que no acaban de cumplirse.

domingo, 11 de marzo de 2001

Buen viaje, compadre

Álvaro Hernández López

Adiós, Álvaro,

Pasa el tiempo 
pero te sigo sintiendo muy cerca. 
 
Vamos a dar más vueltas por el mundo, 
llenándome de sentidos positivos 
con tu desenfado 
y esa divertida ironía que siempre esgrimes
en los momentos tensos.
 
Buscando la manera inteligente de vivir, 
sin las complicaciones banales en las que tantas veces nos enredarnos los humanos.



Gran Pantanal del Mato Grosso, Brasil
Pirámide del Gran Jaguar, selva del Petén (Guatemala)
Transamazónica BR-174 a su cruce de la línea del Ecuador (Territorio de Roraima, Brasil)