martes, 21 de noviembre de 2023

El histórico árbol del norte de Marruecos

Foto: Pablo Alcalde

El acebuche del Fondak de Aïn Yedida

En la carretera antigua de Tetuán a Tánger, pasada la presa de Agrás desde la que el río del mismo nombre discurre paralelo al camino, comienzan las cuestas que conducen al Fondak. En la margen del río opuesta a la citada carretera, sigue allí un viejo árbol que preside un bosquecillo de olivos jóvenes y que bien podría superar los 300 años. El tronco, grueso y retorcido, está rodeado de grandes piedras que sirven para que los caminantes puedan sentarse a su sombra. Pese a su imponencia, nadie diría que aquel viejo árbol que destaca sobre todos los demás, tiene una larga e importante historia relacionada con España.

Se cuenta que bajo la sombra de este árbol centenario se reunieron en ocasiones cruciales los jefes de las cabilas marroquíes con las autoridades locales españolas. En 1860, en una tienda que se instaló bajo el viejo árbol en el Fondak, se concertó una tregua y se firmó la paz entre el general O’Donnell y el sultán Muley el-Abbass. Varios años después, en 1915 el alto comisariado, general Gómez Jordana, habría celebrado infructuosas conversaciones con el jerife al-Raisuni. Las fricciones continuaron y cuatro años después otro alto comisario, Dámaso Berenguer, acompañado del general Fernández silvestre, establecería nuevos pactos con el indómito cabecilla yebelí, una vez más bajo la sombra este acebuche mítico. Posteriormente el Gobierno ordenó al nuevo Alto Comisario, el general Gómez Jordana que llegara a un pacto con el Cherif. Tras largas negociaciones, se la lcanzó un acuerdo por el que Jordana y el Raisuni se encontrarían en el Fondak, cuyo paso estaba cortado y el pacto iba a permitir su apertura.

El año 1919 el Alto Comisario Dámaso Berenguer tenía una función política careciendo de mando directo de las fuerzas. El Cherif Raisuni estaba otra vez en pie de guerra y, tras la desastrosa operación de Cudia Rauda que provocó la disolución de tres compañías del Grupo de Regulares de Ceuta, quedó decidida la ocupación del Fondak de Ain Yedida para asegurar las comunicaciones de Tetuán con Larache. Para operar en zona tan peligrosa, se reunieron unos 12.000 hombres bajo el mando de los Generales Vallejo y Fernández Silvestre, que había sido nombrado comandante General de Ceuta. En ese mismo año de 1919 El Alto Comisario Berenguer, que había seguido el avance con gran preocupación, acudió al río Agrás desde la capital del Protectorado. La compañía (mía) de la Policía Indígena destacada se había sublevado, matando a sus oficiales y pasándose al bando del Raisuni. Los planes, no obstante, siguieron adelante y se inició la ofensiva sobre el Fondak.

Hoy en día el acebuche sobrevive, semioculto y envejecido, a un costado de la carretera Tánger-Tetuán. Sin duda se puede considerar otra “huella olvidada”. Un peculiar vestigio botánico, silencioso testigo de los encuentros y desencuentros de unas y otras autoridades.