Pocas cosas me hacen más feliz que el amanecer otoñal y la alegría de mis perros y gatos despertando al pie de la cama. El sol saliendo lentamente por el horizonte, el cielo brumoso cubriéndose de nubes. Llevo años retirado entre los árboles frondosos de este bosque extremeño, sumido en el sosiego que me da la soledad deseada. Abrir los ojos cada día y encontrar el rostro hermoso de mi mujer, sonriente. Poco más quiero, poco más me sirve. Aislados en este silencioso universo verde, mucho antes de que llegaran los tiempos confusos del confinamiento