martes, 10 de septiembre de 2019

Todos contra el fuego

La mañana empezó con presagios que olían a quemado. Comenzaba a fraguarse la desgracia en la Aldea Tudal y un foco de incendio se iniciaba justo a un par de kilómetros frente a mi casa. Hacía un viento endiablado, y era un caluroso día más de un largo verano sin agua. Desde los canchos más elevados, tratando de medir el alcance del desastre que se avecinaba, fui testigo de cómo una columna de humo blanco empezaba a tomar fuerza. En cuestión de minutos subió y subió hasta fundirse con las gigantes nubes enrojecidas del otro fuego, que se propagaba con mucha fuerza unos 5 km al Este.

Primeros minutos de los incendios en Villanueva de la Vera, desde el paraje Los Jardines

También en cuestión de segundos oí sonar la sirena de los bomberos forestales. El camión amarillo asomó en mis prismáticos bajando el camino de Ríolobos a gran velocidad. Y, a continuación, como una aparición prodigiosa, dos helicópteros surgieron del horizonte y descargaron consecutivamente sus bolsas hinchadas de agua. La acción, rápida y eficaz, fue providencial para contener este conato tan cercano. El fuego aquí se aplacó de inmediato, aunque la columna de humo se hizo más blanca y más densa, y así se mantuvo durante el resto de la jornada. Ese foco de fuego, tan cercano a la gran masa forestal, hubiera provocado una catástrofe en los bosques de esta zona de la Vera. Previsiblemente mi casa hubiera sido borrada del mapa, aislada como está ente tantos madroños, robles, fresnos, encinas y, lo más peligroso, muchas hectáreas de pinos, retamas y jaras resecas al final de este ardiente verano. Borrada del mapa y sustituida por un dramático paisaje de ceniza y muerte. Y nosotros hubiéramos tratado de escapar del infierno como buenamente hubiéramos podido. Por fortuna esta vez no ha sido así. La actuación fulminante nos salvó a todos en esa parte del municipio. Y, sin duda, el conjunto de la operación, evitó una mayor tragedia kilómetros más allá, entre los secaderos, cultivos y bosques de la Aldea Tudal donde, por desgracia, el fuego no pudo ser contenido desde sus inicios y causó estragos. Allí la pelea contra unas llamas enfurecidas por el viento y el calor, seguiría hasta un par de días después.

Desde aquí quiero expresar mi solidaridad con todos los vecinos del Tudal que han sufrido daños en sus casas, ganados y cultivos. Y particularmente dar las gracias a los bomberos y pilotos forestales, así como a los voluntarios de Protección Civil y a todos los paisanos que participaron en la batalla que sostuvimos el pasado día en esta parte de la Vera Alta.
 
 
Incendio del Jerte visto con drone desde casa. 28 agosto 2020