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En la terraza de la habitación 32 con mis amigos Gustavo y Hernán |
Me gusta Larache. Siempre que me acerco por aquella zona atlántica del Maghreb, me alojo en la habitación 32 del hotel España. El balcón se asoma al alegre bullicio de la place de la Libération, y el lugar es un punto estratégico entre dos mundos: la Medina y el Larache que creció en época del Protectorado.
Perfecto lugar desde el que callejear por una pequeña ciudad que mantiene,
como ya pocas en Marruecos, testimonio de aquel pasado de luces y sombras.