viernes, 15 de noviembre de 1996

Angola, los desastres de la guerra

Fotos de José Manuel Navia en el reportaje de Jorge Semprún para EL PAÍS Semanal

jueves, 14 de noviembre de 1996

La guerrilla humanitaria de Jorge Semprún

“Sigo fiel a unos objetivos de justicia y libertad. También lo hago por aprender, por contactar con los jóvenes e intervenir en nuevas situaciones”. afirmó Jorge Semprún dirigiédose con voz firme al periodista de El País.
 
Era el 14 junio 1995, un día antes de la presentación de Acción contra el Hambre en Madrid. El célebre escritor,  ministro socialista y antiguo militante comunista, consecuente con sus ideales, había decidido embarcarse en la aventura de presidir la junta directiva de esta fundación. Era una etapa más ―posiblemente la última―, de su larga lucha por la justicia y la libertad.

Meses después, tuve la oportunidad de acompañar a Semprún en un viaje por África. El propósito era darle a conocer in situ el trabajo de la organización en Angola. La gira fue intensa y tuvimos que soportar los rigores habituales del medio africano: calores extremos, complicaciones digestivas, trayectos extenuantes y demás peajes. A sus 72 años y una salud delicada, aguantó el itinerario de varios días, de aldea en aldea, sin doblegarse ni un momento. Cumplimos un recorrido frenético por todas y cada una de las bases de trabajo a lo largo de este país de 1.250.000 km². Ni siquiera las zonas remotas dominadas por los rebeldes de UNITA quedaron excluídas de nuestro periplo. Acción contra el Hambre desarrollaba un amplio programa de ayuda alimentaria y de rehabilitación de infraestructuras sanitarias por todo el país, por lo que la misión era un excelente ejemplo para conocer a fondo la esencia de nuestra labor.

En el transcurso de aquel viaje lo vi entusiasmarse en varias ocasiones. A menudo buscaba establecer similitudes entre lo que estaba viendo y sintiendo, y lo que habían sido sus propias experiencias en el pasado. Al poco tiempo, Semprún publicó un extenso reportaje en El País* relatando el viaje, acompañado de unas excelentes fotografías de José Manuel Navia. Para definir la impresión  que le habían causado los equipos sanitarios trabajando sobre el terreno, acuñó el término de “guerrilla humanitaria”.

―“La guerrilla humanitaria” ―explicaba el escritor―, así se me ocurrió calificarlos en la velada del primer día, después de recorrer con los componentes de la misión los diferentes puestos de intervención y de formación sanitaria que dirigen y animan aquella zona (…).

Creo que dio con una expresión acertada, que ilustra bien nuestro espíritu. En todos los años en los que he formado parte de equipos como estos, interviniendo en diversas crisis en varios continentes, he recordado el gesto de complacencia de Semprún y la carga de reconocimiento que había en esa manera de describirnos. Incluso en Congo, o en Colombia, o en Palestina, donde cotidianamente yo tendría que sortear la presencia de otras guerrillas muy diferentes ―las armadas hasta los dientes, siempre me acompañaría el orgullo de considerarme un “guerrillero humanitario”. Precisamente en esos contextos es donde el trabajo de la Cooperación cobra mayor pertinencia. Ahí, en los escenarios donde se somete a la población civil a una mayor crueldad,  la “guerrilla humanitaria” se alza frente a la barbarie y la solidaridad  frente a la violencia. En definitiva, como la extraordinaria trayectoria vital de Jorge Semprún.
 
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* El País Semanal, 21 de julio de 1996.
 
Semprún, con el equipo de Acción contra el Hambre en Angola. 1996