miércoles, 18 de abril de 1990

Por las entrañas profundas de los Andes

Del Cusco a Lima por Ayacucho.

De los mil caminos posibles para recorrer los Andes peruanos, recomiendo hacer esta ruta. Atraviesas paisajes fabulosos, serranías intrincadas, yermas unas, selváticas otras. Entras en contacto con personas que viven en otro tiempo, y en un continuo subir y bajar de las alturas, te desplazas en múltiples medios de transporte: del taxi colectivo al «tren macho», de la busetica atestada de gente, equipajes y gallinas, al tren ligero que supera quebradas de profundidades inverosímiles. Es una extraordinaria experiencia.

 ·   Cusco a Abancay Doscientos kilómetros, cinco horas de regular trocha a realizar un poco apelotonado en el microbús de línea.

·     Abancay a Andahuaylas: Ciento sesenta kilómetros, cuatro horas de camino de cabras embutido con otros seis pasajeros en un taxi colectivo.

·     Andahuaylas a Ayacucho: Doscientos cuarenta kilómetros, cinco horas por camino regular, como un marqués en un taxi-exprés contratado.

·     Ayacucho a Huancavelica: Doscientos cincuenta kilómetros, seis horas en el bus de línea, si no tienes vértigo y confiando en que no haya interrupciones por desprendimientos de las laderas rocosas.

·    Huancavelica a Huánuco: Ciento noventa kilómetros, cinco horas fabulosas en «el tren de Tintín». Indispensable leerse con anterioridad El Templo del Sol.  
 
 ·  Huánuco a Lima: Trescientos veinte kilómetros, ocho horas de intensa experiencia a bordo del «tren macho». Desciende por los contrafuertes andinos zigzagueando, desde casi 4818 metros del paso de Ticlio hasta el nivel del mar, en la estación de los Desamparados del centro de Lima.

Cusco, el ombligo del mundo